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Reflexología o terapia zonal es la práctica de estimular puntos sobre los pies, manos, u orejas (llamados zonas de reflejo), basada en la creencia de que dicha estimulación tendrá un efecto benéfico sobre otras partes del cuerpo, o de que mejorará la salud en general.

La forma más común es la reflexología del pie. El reflexólogo podal aplica presiones sobre el pie de una persona, el cuál presuntamente está dividido en un cierto número de zonas reflejas correspondiendo a todas las partes del cuerpo.

Según algunos proponentes de esta terapia alternativa, la reflexología surge hace poco más de 4000 años, en culturas tan antiguas como los Egipcios y los Chinos, Hipócrates o los Incas, pero no existen evidencias de esta antigüedad.

La reflexología podal se encuadra dentro de  las denominadas terapias alternativas en el campo de la medicina natural. Su utilización terapéutica se basa en la aplicación de masajes específicos en puntos, zonas y áreas reflejas de los pies, a fin de conseguir la estabilidad  no sólo física, sino también emocional y espiritual del ser humano, esto es: su SANACIÓN.

La enfermedad se instala en el cuerpo físico tras un desequilibrio energético a niveles superiores, en nuestra alma. Esta falta de armonía es la última forma que utiliza nuestra alma para hacernos ver que no estamos siguiendo nuestro Camino Interior, nuestra Evolución, aquellas lecciones que hemos venido a aprender en esta vida.

El origen de la enfermedad está por tanto en nosotros mismos. De ahí, que la solución real (no “parches” que curan nuestro cuerpo físico, y a veces ni eso….) se encuentre también, única y exclusivamente en nosotros, en el trabajo con nuestra alma. La Sanación implica un cambio de actitud ante la vida, el despertar a una nueva conciencia con la Humildad necesaria para aceptar nuestros errores y trabajar en ellos para transformarlos en lecciones aprendidas.

Por eso decimos que la Reflexología Podal es una terapia holística que trata a la persona como un Todo (va más allá de lo físico, se encamina a la raíz del problema) para ayudarle a desbloquear los nudos energéticos que le  impiden estar en contacto con su parte de luz, con su alma, y reconducir esta energía empleándola en su propio proceso de sanación.

En la práctica de la reflexología, si se trabaja con el Corazón, se siente el Alma de esa persona, su Ser. En los pies (grandes obras artísticas) quedan reflejadas vivencias muy profundas, a veces incluso muy  lejanas (como las intra-uterinas), que van conformando poco a poco lo que somos ahora y nuestra forma de actuar y entender la vida.

Cada sesión se torna sagrada y se vive con un profundo respeto porque tocar los pies de una persona es abrazar su alma. El terapeuta sabe además que no está sólo y que él es sólo un vehículo, un canal entre la Energía Cósmica Sanadora y la persona con la que conecta.

Una sesión de reflexología es un regalo de Amor.